El Consejo de Gobierno hizo efectivo este lunes 24 de febrero el decreto de reconocimiento como bien inmaterial de esta isla.

El Consejo de Gobierno de Canarias aprobó este lunes 24 de febrero el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural a los Ranchos de Ánimas de Gran Canaria, los de Arbejales-Teror, La Aldea y Valsequillo, como bien inmaterial de esta isla.

Sobre los Ranchos de Ánimas de Gran Canaria, recuerda que se trata del único ritual de religiosidad popular de carácter animista que existe en Canarias con plena funcionalidad y que se ha conservado sólo en Gran Canaria en Teror, La Aldea y Valsequillo. Concentran la etimología de la expresión cultural y se ha forjado como referencia popular de las comunidades portadoras que la han mantenido viva a lo largo de los siglos. Su motivación de cantar a las ánimas,además de otras figuras como santos o patronos, familiares vivos, novios, cosechas, animales, por la necesidad de mantener vínculos entre los muertos y los vivos, a través de la memoria emocional, la gestión del recuerdo a partir de la muerte y sus expresiones simbólicas y cargas religiosas.

Desde el Ayuntamiento de Teror, a través de la Concejalía de Cultura que dirige el edil José Agustín Arencibia, se reconoce que la declaración de BIC de los Ranchos de Ánimas es un paso fundamental para darle la importancia que se merecen e intentar que permanezca como patrimonio inmaterial de nuestra historia y costumbres. Arencibia explicó que «en el último año se ha realizado un gran trabajo desde el Área de Cultura con el Cabildo y los otros ayuntamientos de procedencia de los Ranchos, para sacar adelante esta declaración BIC».

Con iniciativas de los ayuntamientos de estas tres localidades de la isla y el Cabildo, se ha llevado a cabo el reconocimiento de la máxima figura que contiene la ley (11/2019) del Patrimonio Cultural de Canarias, como Bien de Interés Cultural (Patrimonio Inmaterial) en el ámbito de Gran Canaria. El proceso de este BIC ha tenido un largo recorrido, ya que comenzó a tramitarse en 2017 , y fue en 2018 cuando la Consejería de Presidencia y Patrimonio del Cabildo de Gran Canaria decretó la primera incoación como Bien de Interés Cultural Inmaterial, de ámbito insular. En 2020, el Gobierno canario declaró la caducidad del expediente y, dos años después, en 2022, el Cabildo volvió a activar el procedimiento con un segundo decreto de incoación que, finalmente, fue refrendado este martes 21 de enero por el Consejo de Patrimonio Cultural de Canarias.

LOS RANCHOS DE ÁNIMAS DE GRAN CANARIA

Se trata del único ritual de religiosidad popular de carácter animista que existe en Canarias con plena funcionalidad y que se ha conservado sólo en Gran Canaria: Arbejales-Teror, La Aldea y Valsequillo. Concentran la etimología de la expresión cultural y se ha forjado como referencia popular de las comunidades portadoras que la han mantenido viva a lo largo de los siglos.

Su motivación de cantar a las ánimas, además de otras figuras como santos o patronos, familiares vivos, novios, cosechas, animales. A la necesidad de mantener vínculos entre los muertos y los vivos (la memoria emocional, la gestión del recuerdo a partir de la muerte, y sus expresiones simbólicas y cargas religiosas). De excepcional riqueza musical con fusión ecléctica de elementos medievales, orientales y posiblemente, aborígenes, forman parte de la sonoridad de las salidas y visitas de los Ranchos.

El origen de los Ranchos de Ánimas se remonta al siglo XVI y XVII, aunque en muchos casos se desconoce el momento exacto de su fundación o creación, manteniéndose activa sólo en Gran Canaria, vinculada al universo de las creencias antiguas del cristianismo y de tradiciones paganas mediterráneas e incluso se supuestas reminiscencias aborígenes, dedicado al culto a las ánimas; siendo una manifestación ecléctica del significado de la muerte y los espacios de transición como el Purgatorio del imaginario religioso cristiano.

Los Ranchos, que mantienen vivo un universo de comunicación entre los dos mundos que nos acerca a otra cosmovisión de relación entre la vida en la tierra, la memoria emocional y la gestión del recuerdo a partir de la muerte, sus expresiones simbólicas y cargas religiosas. La recogida de dinero y el recorrido musical que se adentra en las casas de la comunidad funciona como mecanismo de cohesión grupal, de refuerzo de los vínculos de parentesco, vecindad y de creencias que se da entre quienes protagonizan los rituales del Rancho y quienes lo hacen como contribuyentes económicos y espirituales para la que la tradición permanezca.

Las salidas se concentran entre las festividades de Santa Lucía, hasta pasada la Candelaria, durante unos doce sábados, que representan un tiempo donde el ritual conecta con la cosmovisión del campesino tradicional y su relación con el ciclo del año, en un bucle que marca un tiempo de trabajo determinado por las estaciones del tiempo de la vida y de la cosecha, que conforma ciclos vitales. Estas salidas cuentan con una representación estructurada en la que participan: Ranchero mayor, cantadores de adelante, respondedores, tocadores y mochiler.

Dentro del conjunto de expresiones destaca el patrimonio sonoro que envuelve las salidas de los Ranchos, con coplas y deshechas, pero también de instrumentos en especial los de percusión como el triángulo, la espada o el pandero ritual y su timbre metálico. Sin duda, los Ranchos de Ánimas son uno de los bienes intangibles del patrimonio cultural de Gran Canaria.